Sus primeras fotos

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Los que me conocéis ya sabéis la ilusión que me hace cada vez que una pareja confía en mí para fotografiar el inicio de su vida juntos. Si este momento ya es especial de por sí, imaginaos cuando unos padres te piden que retrates los primeros días de vida de su hijo que está por llegar. La tranquilidad del bebé dormido, los primeros gestos, sus manitas… ¿a quién no le gustaría conservar estos detalles para siempre?

Fotografiar a un recién nacido requiere algo de paciencia y sobre todo mucho mimo. Para los padres salir del hospital y adaptarse a la nueva rutina puede ser algo estresante a veces, por eso me gusta plantear la sesión newborn como una oportunidad de poder estar todos juntos pasando un buen rato.

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Mi primer consejo a todos los padres que quieren hacer una sesión de recién nacido es que se pongan en contacto conmigo con antelación, unos quince o veinte días antes de la fecha del parto. Sé que puede adelantarse o retrasarse, pero organizarlo con algo de tiempo nos hace estar más preparados para adaptarnos a este imprevisto y cerrar la fecha. Los niños tan pequeños cambian de día en día, si me contactáis con tiempo no habrá problemas de fechas y podremos hacer las fotos en el mejor momento.

Lo ideal es realizar la sesión durante los primeros quince días de vida o, si es posible, en la primera semana, porque es en ese momento cuando el bebé duerme más plácidamente.

También se pueden hacer sesiones muy bonitas con bebés un poco más mayores. Si queréis tener un recuerdo muy especial yo recomiendo cuatro sesiones: a los pocos días de nacer, a los tres meses, hacia los seis meses y al año. De esa manera, podemos recoger cómo va cambiando el bebé: al principio dormido, más adelante cuando empieza a sonreír y luego cuando se sienta, gatea o da sus primeros pasos.

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Para la sesión es necesario contar con una hora como mínimo, aunque se alarga lo que sea necesario para lograr las mejores instantáneas. Si el bebé está inquieto y no conseguimos el resultado que queremos, se cambia la cita a otro día. La flexibilidad es primordial cuando trabajamos con bebés.

Algunos padres prefieren que yo me desplace a su casa, mientras que otros vienen a mi estudio porque saben que es un lugar tranquilo y acogedor donde pueden dedicarse por completo a disfrutar de las fotos de su bebé. Cuando la sesión se hace en el hogar familiar acostumbro a pasarme unos días antes por allí para ver cuál es el mejor lugar para hacer las fotografías, el equipo que necesitaré o qué elementos podemos usar.

Si vais a venir al estudio, traed todo aquello que podáis necesitar para el bebé: ropa, una manta, cosas para cambiarle, algún muñeco o regalos que hayan podido hacer al pequeño.

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One Comment

  1. laura 05/06/2013 at 18:13 #

    Qué ricos los bebes!!! Me los comía…

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